Acabamos de terminar nuestra estancia en Veliko Tarnovo (VT). Tarnovo llegó a ser capital del reino de Bulgaria cuando se independizaron del imperio bizantino, en 1185. En esto y en otras cosas más resulta similar a Toledo: está en una elevación sobre un meandro que forma el rio yantra y contiene una fortaleza en la que antiguamente se situaba el corazón de la ciudad. Sin embargo, a diferencia de esta, hoy apenas queda en pie la muralla, la entrada, unas pocas torres, la iglesia y parte del palacio real. El resto de viviendas que en su momento debía contener han desaparecido.
Pero esto no quita belleza a esta ciudad porque lo que se destruyó en su interior se construyó en su exterior para dar la actual imagen a la ciudad. Abajo cerca del rio todavía subsisten pequeñas calles adoquinadas con edificios estilo "konak", construcciones típicas de la época otomana de piedra y madera con terrazas y techados de tejas. Nuestro hotel se encontraba en la principal calle histórica de la ciudad, la calle Gurko, un edificio konak rehabilitado, bien cuidado, con cómodas habitaciones y una estupenda vista del monumento a la dinastía Asen, fundadora del reino de Bulgaria.
Siendo nuestra primera parada en Bulgaria, aquí es donde nos hemos tenido que acostumbrar a la mayoría de sus costumbres. La más curiosa y la que más me ha costado aprender (aparte del "gracias" búlgaro -algo así como blagodaria - que todavía me cuesta pronunciar) es la manera de decir "SI" con la cabeza.... Mientras que, por lo que yo sé, en Occidente se realiza con un movimiento de la cabeza de arriba a abajo, aquí resulta que lo hacen con un movimiento horizontal de lado a lado... ¿????? Si, exactamente como muchos pensáis, ese es precisamente el gesto que usamos para decir que "NO"; pues ya tenemos el lio formado! Yo pensando que mi camarero me decía que no podía cambiarme de mesa, que en el banco no me podían cambiar euros, que no había billetes de autobús a Varna, etc.... y resulta que sí, leches, que síiiiii. El primer día me tenían que decir OK-OK cuando veían que yo les ponía cara de sorpresa al ver que no podía hacer esto o ir a tal sitio. Más o menos ya me voy acostumbrando, pero sigue siendo muy gracioso ver a la gente haciendo el típico gesto del "NO" occidental y que realmente están diciendo "SI CLARO!!!!!".
El primer día en VT lo dedicamos a caminar la ciudad y sus principales "highlights", básicamente el edificio donde se fundó el primer Parlamento en 1876 y foco político de la revuelta que acabaría con la independencia de Bulgaria del imperio Otomano en 1878 (o sea, que desde VT se han originado el segundo y tercer estado búlgaro de la historia en la región), la fortaleza Tsarevets y las iglesias ortodoxas de los Cuarenta Mártires y de San Pedro y San Pablo. Por la tarde, decidimos hacer un poco de senderismo para llegar al monasterio de la Transfiguración (sí, ese es su nombre….). Aquí coincidimos con una familia de búlgaros turcos, quienes nos invitaron a reposar de la travesía con una taza de café Mehmet Efendi y un poco de raki casero. Esto sí que es bebida isotónica y no las chorradas del Aquarius o del Gatorade!!!!!
Al día siguiente alquilamos un coche (sin meterme en detalles, el peor coche que he alquilado en mi vida.... pero que podía esperarme por 15€????) para visitar por carretera parte de los Balcanes Centrales. La ruta fue VT - Arbanasi - Dryanovo - Tryavna - Etar - Shipka - VT. En la mayoría de estos pueblos lo más destacable a visitar eran monasterios ortodoxos. Básicamente encontré los monasterios búlgaros coloridos y vistosos por fuera pero oscuros y sobrecargados de motivos religiosos (pinturas, murales, imágenes....) por dentro, con un olor mezcla de incienso y de madera y siempre con una de las estancias completamente tapada y separada del salón principal, lo cual me daba una sensación de mezcla entre mal rollo y curiosidad por saber lo que allí había.
Aparte de los monasterios, el pueblo más destacable fue trivana, con un casco histórico bastante bien cuidado y donde visitamos una pequeña escuela transformada en museo. El otro lugar destacado fue el paso montañoso de Shipka, en el corazón de los Balcanes centrales. En este lugar, en 1877 se libró una de las principales batallas durante la guerra de Rusia y Bulgaria contra el Imperio Otomano. Como conmemoración, se construyó una torre en la que en su interior se hace una exaltación de la batalla y del orgullo patrio (como en muchos otros lugares del mundo claro!). Lo mejor sin embargo viene cuando se llega a lo alto de la torre, desde donde se puede divisar un 360º de las montañas y del valle de las rosas, hacia el sur de los Balcanes. Desde esta torre se puede ver a lejos en una de las aristas un extraño edificio que parece más bien un platillo volante.... Según la guía se trata del edificio donde se formó el Partido Comunista de Bulgaria (vaya a donde tuvieron que venir a hacerlo!!!!) en 1891, aunque ahora al parecer se encuentra en un estado bastante lamentable.
La visita a Shipka fue el colofón de nuestra estancia de dos días en la ciudad de Veliko Tarnovo y en la región de los Balcanes centrales. En resumen, una región con gente bastante amigable, de paisajes muy arbolados y con un significado muy especial para los búlgaros, tanto histórico como religioso (por el número de monasterios) y que definitivamente ha valido la pena visitar.
Próximo destino: la costa del Mar Negro. Seguimos adelante!!!!!!!!!
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