Muchos de vosotros ya habréis visto las fotos de nuestro tour por la región de Maramures. Si no, a qué estáis esperando?
Para situaros en contexto, la región de Maramures se encuentra al norte de Rumanía, en la frontera con Ucrania. Los Cárpatos y los ríos que la recorren le dan un paisaje y una belleza singular, decorada de manera especial por iglesias ortodoxas de madera y por casas sencillas de techados de madera. Sin embargo, lo que más caracteriza a esta zona son sus gentes y su estilo de vida, lleno de costumbres y tradiciones de hace mucho tiempo, que le dan un aire como si aquí el tiempo transcurriera mucho más despacio que en las ciudades, donde nos hemos acostumbrado a las prisas y a organizarnos las agendas como si cada segundo tuviera una razón especial y perderlo fuera como perder nuestra vida.
Y precisamente aquí es a donde quiero llegar en este blog del día. Ha sido en esta zona perdida de Maramures donde he encontrado un lugar que me ha llenado de sentimientos y energía positiva. Curiosamente se ha tratado de un cementerio, el "Merry Cemetery" (cementerio alegre) de Sapanta.
En este cementerio, por alguna razón en especial, un artista llamado Ion Patras decidió decorar las ornamentaciones de las tumbas con epitafios que, en general, dejan de un lado la tristeza habitual del acto de la muerte y enfatizan los valores de la vida, la esperanza y la alegría por los triunfos conseguidos. Valores que, desgraciadamente, muchas veces perdemos de vista ocupados en nuestra rutina diaria, lastrada por asuntos mucho más materiales. Los epitafios de Patras están escritos en primera persona, por lo que cuando lo lees parece que la persona que ha fallecido está delante tuya explicando qué ha conseguido durante su vida, sus logros o anécdotas que le han ocurrido.
Y yo sinceramente no puedo estar más de acuerdo con Patras. Cuando estáis llegando a estas últimas líneas del blog os propongo algo; os propongo dejar de leer y pensar en cómo os gustaría que Patras escribiera vuestro epitafio. Qué habéis conseguido? Y sentiros orgullosos y felices, porque eso que escribirá Patras os describirá frente a gente extraña durante años. Y se asombrarán de vuestros logros o reirán ante anécdotas gracias en vuestra vida.
Será algo como "Yo, Hugo Calderón, trabajé como ingeniero aeronáutico cumpliendo el sueño que había tenido desde niño. Disfruté de mi tiempo, de mis amigos y de mi familia y viajé por el mundo con el ánimo de conocer nuevos lugares y culturas y de dejar siempre un buen recuerdo de mi paso. Como corredor de maratones he conocido los valores del sacrificio, del desánimo, del compromiso y del éxito por la meta cruzada".
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