Saturday, July 16, 2011

Cuaderno de viajes: Verano 2011 - Dia 1 - Bucarest (Rumania)


El sábado 16 de Julio de 2011 llegamos al aeropuerto de Baneasa en Bucarest (Rumania). nada más llegar a la terminal nos damos cuenta de que se trata del más antiguo de la ciudad. Se trata de un viejo y ruinoso edificio azul, con un interior caótico y pequeño en el que coinciden la recepción de pasajeros, control de pasaportes y recogida de equipaje. Sin duda este tramite es la antesala de lo que nos encontraremos más adelante.

Bucarest, la capital de Rumanía, es una ciudad que trata de avanzar hacia adelante en su condición de motor económico y administrativo de uno de los más recientes países de la UE, conviviendo a la vez con las ruinas pero sobre todo con el espíritu de su terrible pasado reciente. Un pasado contaminado por las sombras del comunismo y del telón de acero pero sobre todo por la locura y la megalomania de la familia Ceausescu, Nicolae y Elena. Esta fue una ciudad que, según nos cuenta la historia, se enorgullecía de ser considerada como la "Paris del Este" pero de la que ahora sus habitantes parecen mas bien avergonzarse de sus calles y edificios maltratados y sucios. Realmente parece como si la tristeza de la ciudad se haya metido profundamente en su ADN. Y es que, literalmente, no fue hasta tres horas (!!) después de llegar a la ciudad que fuimos atendidos por alguien con una sonrisa en su rostro.

Después de dejar nuestras mochiles en el Hotel Rembrandt (un edifico situado en una de las principales arterias del centro histórico de la ciudad, con un gran potencial pero echado a perder por un mal staff y una limpieza descuidada en detalles importantes) y de sacar los billetes de tren para nuestro viaje a Bulgaria al dia siguiente, comenzamos nuestra ruta a pie por las principales avenidas de la ciudad. Visitamos la plaza de la Revolución (escenario de gran parte de las revueltas que acabaron con la dictadura en el 89 y ahora dedicado con buen tino al más importante de los compositores del país, G. Enescu) y seguimos nuestros pasos bajo un sol de justicia hasta los jardines de Cismigiu; un oasis en medio del desierto de edificios grises y calles repletas de mazos de cables por doquier.

Caminar por este parque fue tan buen para nuestro animo como imagino que lo sera para cualquiera de sus habitantes que lo visitan. El parque se encontraba especialmente animado gracias a un concierto de..... musica española! Pasodobles, Carmen, etc.... interpretado por una pequeña compañía formada por 5-6 musicos máximo. Me alegra pensar que desde España también podemos exportar alegría y "buen rollito", que aqui realmente lo necesitan.

Este descanso sirvió para prepararnos para la visita al Palacio Parlamentario, el faraónico edificio proyectado por los Ceausescu y del que afortunadamente no pudieron disfrutarlo completamente. Solo una visita al 7% de sus salones nos llevo mas de una hora, lo que ayuda a hacerse una idea de la enormidad de este edificio (el 2º mas grande del mundo después del Pentágono). A cada uno de sus enormes salones, lamparas, escaleras, alfombras, espejos, puertas, etc.... crecía la sensación de exageración y vulgaridad que expresaban estos personajes. La visita termino en el balcón que da a la parte nueva de la ciudad y de la que Nicolae soñaba aparecer antes sus masas cual Franco en la plaza de oriente. Sin embargo, la Historia nos ahorró de este trago y en compensación nos trajo una visita de M.Jackson en la que se recuerda como se asomo a este balcón y grito a sus masas: I LOVE YOU BUDAPEST!!!!! En fin Jako majete, 0 en geografía!!!!!

Despues de un ultimo descanso, aprovechamos la tarde para caminar algo mas del centro de la ciudad. asi fue como observamos la belleza de la iglesia ortodoxa de San Stavropoleos y probamos parte de la tradicion del pais dentro de la cerveceria de Caru cu Bere. Realmente la motivacion por la ciudad habia mejorado desde la desesperacion matinal.... como colofon la visita a la plaza de la Universitate, el verdadero corazon de la ciudad y "Plaza de Tianhamen" rumana, ya que aquí tambien se vivio el incremento de las revueltas del 89 y el intento de puesta en fin de las mismas mediante la fuerza y el asesinato de manifestantes. Con gran acierto la ciudad decidio considerarla (con un poste que lo identifica) como el KM CERO de la ciudad y, en mi opinio, de la libertad de sus gentes.

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